El desafío de regresar a las aulas de manera segura

La pandemia por el nuevo COVID-19 que inició el año pasado en el mundo, obligó a nuestro país a decretar el aislamiento, social, preventivo y obligatorio como primera instancia para proteger a los ciuddanos de un virus de alto contagio y de desconocida letalidad.

Esta desición implicó la suspensión de las actividades presenciales de las escuelas y forzó el cambio completo del sistema educativo, quien se vio en la obligación de reorganizar los procesos convencionales (asistencia a la institución y presencialidad, por el de aislarse en domicilio y hacerlo virtualmente). Así se convirtió en uno de los mayores retos a los que se enfrentó el sistema educativo, a fin de garantizar la continuidad de los aprendizajes de todos los estudiantes, en los diferentes niveles y modalidades.

Las mayores dificultades las experimentaron quieren carecían de los medios para la comunicación, ya sea por carencia de éstos o por tratarse de una población que, por características propias, no tienen mejores posibilidades para estos sistemas alternativos, tales como las personas con discapacidades mentales, autismo, etcétera. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, reinventando, adaptando y haciendo todo lo imposible por alcanzar niveles de comunicación con ellos y sus familias, nuestros clientes y sus familias: comunicaciones virtuales, sitios web, charlas telefónicas, whatsapps, instagram, zoom, visitas con cuadernillos, refuerzos, presentes, videos por You Tube, pagina web, comunicaciones por “Padres De Porres”, mails, messenger, y facebook, facetime, y, en Tucumán, “Cuaderno rojo” También.

Ahora bien, una de las características que nos hace diferentes como seres humanos es la capacidad de reinventarnos y ver los problemas como oportunidades, es por ello que hoy el desafío de un regreso seguro a las aulas nos posibilita repensar en las múltiples formas de dar respuestas, tanto a las familias, alumnos como al personal docente, no docente, terapeutas etcétera. Una planificación estratégica es clave en una gestión institucional y aún más en un contexto sanitario de emergencia.

“Sanj Martín de Porres” es una institución educativa y terapéutica que cuenta con más de 25 años de experiencia, reconocimiento y trayectoria y si bien sus puertas debieron cerrarse a la presencialidad, a diferencia de tantas otras escuelas e instituciones, asumió el desafío de cuidad, educar y tratar, a su única y exclusiva población: niños y jóvenes con trastorno autista.

Hoy 1º de marzo, a casi un año del aislamiento, social, preventivo y obligatorio, la institución reabrió sus puertas pensando en la escuela como un lugar lo más seguro posible. En primera instancia y siguiendo los lineamientos oficiales para la reapertura, preparando el edificio teniendo en cuenta todas las consideraciones sanitarias previstas por el Ministerio de Salud. Respecto a esto se incluyeron procedimientos de señalética, limpieza y desinfección, se capacitó al personal a través de las nuevas normas de higiene y seguridad, se garantizó el espacio físico necesario para su alumnado y se los proveyó de los insumos de seguridad como son los barbijos, pantallas -máscaras faciales, alcohol en gel.

Entre3 todos -directivos, docentes, psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, profesores, psicomotricistas, personal de maestranza, etc.- hemos arribado a la planificación de nuestras rutinas que involucran el cuidado personal, la higiene, el uso adecuado del gran espacio físico disponible, y la responsabilidad colectiva para el cuidado de los chicos y de nosotros mismos; Condiciones fundamentales al momento de retomar las actividades presenciales.

Hoy 1º de marzo con caras sonrientes, y adivinando las sonrisas detrás de los barbijos, los alumnos retornaron a la escuela. Así, cientos de familias pudieron tener un respiro, con seguridad y confianza enviaron a sus hijos sabiendo que son cuidados, educados y sostenidos por una institución de vanguardia que solo piensa en el bienestar de su población y en brindarle los apoyos necesarios a cada uno de ellos.

Hoy 1º de marzo, al retornar a las aulas, se hicieron valer los derechos de las personas con autismo.